domingo, 10 de octubre de 2010
Análisis de la Gioconda ( Mona Lisa ); de Leonardo da Vinci
La técnica utilizada es óleo sobre una tabla de 77 x 53 cm.
La composición está formada por dos planos, la Gioconda (podríamos decir que forma una composición triangular) y el paisaje.
Análisis formal:
La Gioconda es el comienzo del paisaje y el cielo, que asciende hacia el horizonte, es el final, ya que todos los elementos del paisaje se confunden entre sí, porque las líneas de contorno están muy poco marcadas, utiliza la técnica de sfumato, difumina los rasgos hasta hacerlos indefinibles.
Utiliza colores ocre para las sombras oscuras, albayalde y amarillo sulfuroso para los colores carne. Para el paisaje utiliza el negro, tonalidades de marrón y gamas de azules, difuminando el color para marcar la lejanía y proximidad del paisaje, que se percibe pero no se determina.
Hace un uso sombrío de la luz tanto en el retrato como en el paisaje. Progresa desde el fondo, se concreta en la transparencia de los velos, en los pliegues del vestido, entre los cabellos, y resbala sobre el rostro y las manos haciendo sentir bajo la piel diáfana, el pulso de la sangre.
Análisis significativo
La obra representa un retrato, pero no sólo eso, sino que es el reflejo de la genial personalidad de Leonardo, absolutamente única e individual, espejo de su afinadísimo sentido analítico, su sabiduría, su genio y sus inalcanzables sueños. La grandeza y la serenidad que la obra trasmite procede, no tanto de la posición social del personaje o de la manifestación de ésta, sino de su profundidad anímica, de su propia intimidad psicológica que parece modelar su presencia física que, al mismo tiempo, se desintegra en la naturaleza envolvente, sin que por ello pierda su propia
identidad.
Como obra independiente ha tenido su propia historia, sin parangón con ninguna otra obra de arte.
Desde la insistencia en pintarla desnuda, basándose en unos supuestos bocetos sobre el cuadro realizados por Leonardo, hasta la explicación de la supuesta afección asmática del personaje, provocadora de su comentada sonrisa, pasando por la duda sobre el sexo del personaje representado.
Un robo sufrido en 1911, consagra su ya altísima fama, al interesar a novelistas, compositores de cuplés, humoristas, etc.
En 1918 es utilizada como imagen de propaganda política, en la tarjeta de La Gioconda Kaiser, a la que seguirán otras muchas, como la Gioconda-Stalin.
También se ha incluido el tema leonardesco en el lenguaje popular, sirviendo de reclamo publicitario para todo tipo de objetos, sufriendo para ello descomposiciones y recomposiciones e incluso deformaciones.
Los artistas contemporáneos han utilizado su imagen en innumerables ocasiones, incluyéndola en sus propias obras.
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